Mi dualidad espantas,
todo sentido manejas.
Me trepas la cabeza
vieja, fiera, y cree que sabia.
Me penetras y me cambias;
no mi esencia, de hito a hito.
Me bendices y me salvas
cuando me das algo escrito.
Naturaleza mansa,
de sensaciones de grito.
Desde un lugar recóndito
Al fondo de un vaso de chupito:
“Soy, sobretodo por tus calmas,
Amante de tus prófugos ojitos
Así como de tus piernas largas”.
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